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TEORIA DE KAREN HORNEY

  • elizabethplascenci
  • 25 nov 2015
  • 9 Min. de lectura

Karen esta de acuerdo con el psicoanálisis ortodoxo en: Determinismo psíquico. La causa y el efecto de la conducta humana son inevitables para entender la dinámica del hombre. Para cada acción debe existir una razón causal que la preceda. Por ende, la conducta no sucede al azar. Acepta como la etiología de la desviación de la conducta normal en la primera infancia. Motivación inconsciente. La autora esta totalmente de acuerdo con dicho principio. La motivación inconsciente es uno de los postulados generales del psicoanálisis. Tiene menos relación con la teoría científica de la personalidad; más bien se trata de un principio metodológico general. Fundamentalmente se trata de una forma de interpretar la conducta humana, basándose en que las conductas del individuo pueden ser dirigidas por factores desconocidos para sí mismo. Empero, Horney da un paso adelante, pues admite que estos factores inconscientes son emocionales; por ende, conceptualiza al ser humano como un animal no racional. Dinámica emocional. Se refiere a que los deseos inconscientes pueden ser reprimidos y entonces se hacen manifiestos de forma distorsionada. Mecanismos de defensa del ego. Aunque la autora le agregó su muy particular punto de vista al uso de parte del paciente de sus mecanismos de defensa, luego de haber ampliado los significados de dichas defensas en sus propio marco conceptual; empero, hay que resaltar el hecho de que Horney, consideraba los mecanismos de defensa como un inapreciable recurso terapéutico para entender la propia psicopatología del paciente. Principio del placer. En términos generales lo acepta; aunque, no lo circunscribe a la esfera sexual; sino, más bien lo generaliza a toda la gama de experiencias placenteras o satisfactorias, debido a que no se ha podido demostrar que toda satisfacción se derive del sexo y este principio no es el único de la conducta humana. Es necesario aclarar el hecho de que la autora no rechaza el rol del placer que emana de la actividad sexual como una de las necesidades fundamentales e innatas; empero, se opone a lo que denomina generalidad freudiana del instinto sexual.

Horney desafía a Freud en varios puntos. En términos generales no admite que el desarrollo de la personalidad dependa de fuerzas instintivas e inmutables. Niega que la sexualidad sea el factor omnipresente Construyo un nuevo modelo personalidad. En el cual, ha dejado un escasísimo papel a los factores innatos, y subrayando intensamente los adquiridos. Considera el miedo y la angustia como las emociones humanas fundamentales, mientras Freud las veía en el amor y el odio. No obstante, esta diferencia no es tan acusada como aparenta. Ambos autores consideran la naturaleza humana como consecuencia de la interacción entre la herencia y el medio ambiente; de hecho, el modo como el infante pasa de una fase a otra, el hecho de que si permanece fijado o en regresión, sublima o establece una formación reactiva, es todo ello como consecuencia de las fuerzas del entorno. El amor y el odio innatos se moldean según distintas pautas de conducta por la acción de las influencias externas y del equilibrio interior establecido bajo la presión de estas influencias. Como consecuencia de lo anterior, se puede decir que el miedo es el factor que guía el ego; el miedo se halla orientado hacia la realidad y es un producto de la competición entablada con los factores externos. Para Horney concibe al miedo como producto de la experiencia. Por lo tanto, para la autora, los conflictos son excrecencias de las condiciones sociales Complejo de la repetición compulsiva. “El hombre no repite ciegamente conductas infantiles, sino que reacciona a situaciones de ansiedad surgidas de una estructura de carácter que el hombre deriva de su vida anterior.” (Bischof, 1980, Pág. 229) Las etapas psicosexuales y el Complejo de Edipo. Karen no acepta de la teoría psicoanalítica ortodoxa las fases del desarrollo psicosexual. Ella esta encontra de ver al complejo de Edipo / Electra como un acontecimiento general; en su opinión, la contribución de dicho complejo estaba sobrevalorado en lo relativo a su contribución a la psicopatología adulta, aunque Horney aceptaba el hecho de que las actitudes de los padres o de aquellos que cuidan al infante son rígidas sobre la sexualidad van a causar que la persona tenga una excesiva preocupación por los genitales. Con base a lo anterior, se puede desprender que la envidia del pene es un fenómeno cultural (Horney, 1926). Envidia de pené. Para Horney, 1932 es igual de valido decir que el infante puede presentar la envidia la capacidad materna de dar la vida.

Constructos básicos y postulados 1. Principio del optimismo – positivismo Horney confiaba en la capacidad del ser humano de cambiar para mejorar; y así adaptarse mejor a su entorno social; además, de que tenia una concepción optimista en lo referente a la evolución humana desde sus niveles pasados. Estaba animada por sus potencialidades positivas del Homo sapiens y creía en lo constructivo de su teoría, debido, a que con el paso del tiempo ayudaría a resolver la neurosis. Como la conducta neurótica es parte fundamental de su modo de pensar, consideraba que descifrar esa clase de conducta favorecería al desarrollo de una sociedad más feliz y saludable. Horney tiene una forma de concebir el problema del crecimiento humano y de la lucha de perfeccionarse a través de la imagen idealizada que se refiere al mandamiento cristiano: “busca ser perfecto”. Su aseveración no esta en sentido de ser completamente bueno; sino, más bien lo dice en el sentido de que el que el ser humano debería luchar por ser perfecto, de modo que alcanzara la felicidad y el control de su conducta neurótica. La autora, parte del supuesto de que sin este enfoque, posiblemente la especie humana se hubiese extinguido desde hace mucho tiempo. Hay que resaltar, que no es de manera alguna ingenua; pues, comprendía las repercusiones que tenían los problemas existenciales; los cuales, van a tener una influencia importante en la vida de las personas en su permanente lucha por la perfección. 2. Principio de la estructura de carácter: seguridad y satisfacción. El ser humano no esta exclusivamente gobernado por el principio del placer; sino, por dos principios principales: seguridad y satisfacción. Esta aseveración es la piedra angular de su teoría. Cada persona va a contar con unas necesidades fundamentales determinadas; las cuales, están relacionadas con el alimento, el descanso, y el sexo. Dichas necesidades deben ser satisfechas. No puede sintetizarse en una sola; por ejemplo, el sexo como lo postula el psicoanálisis ortodoxo. No obstante, todas estas necesidades pueden agruparse bajo la etiqueta de la búsqueda de la satisfacción; las cuales, representan el principio del placer. A pesar del hecho de que el alimento y el sexo constituyen las necesidades primarias, no van a ser factores decisivos de la conducta humana. El ser humano puede renunciar a la satisfacción de dichas necesidades cuando se halla expuesto a un peligro ya sea real o imaginario. Por lo tanto, la fuerza decisiva para la autora va a ser la necesidad de estar a salvo y libre de temores. Por ende el miedo y la seguridad van a ser los dos polos de las necesidades. El ser humano va a buscar obtener la seguridad y va a tratar de evitar el miedo. No puede gozar de la de la satisfacción de las necesidades a menos que se sienta seguro. El miedo es el enemigo principal de la salud y de la felicidad del ser humano, siendo la búsqueda de la seguridad el principio que rige la conducta del ser humano. La seguridad está muy cerca de la autorrealización y la compensación de Adler. Horney hace la diferencia entre el miedo y la angustia. Va a conceptuar como miedo a la reacción emocional ante un peligro real; en cambio, la angustia la ve como una reacción ante una situación que subjetivamente es considerada como peligrosa. La falta de aceptación durante el periodo de la infancia va a producir la angustia básica. Además, ve a la angustia como la antitesis del amor. Con base a todo lo expuesto anteriormente de puede ver que la autora define la fuerza impulsora del ser humano de una forma no instintiva; sino, lo define en términos de la polaridad. 3 Principio del concepto del yo real contra la imagen idealizada del yo. El ser humano al describirse a sí mismo, va a recurrir a su propio concepto del yo, el cual, puede ser o no una representación exacta de nuestro yo real (es ahí donde, radica su verdadera fuerza). Paralelamente a este proceso, también poseemos una noción más o menos vaga de lo que desearíamos ser, es decir, el yo ideal. Para la persona normal esta distinción se mantiene; empero, para el individuo neurótico, la versión idealizada del yo se adopta como el yo real; lo que se traduce en tensión psicológica y conflictos internos. A partir del yo real o verdadero, el ser humano va a esperar lograr alcanzar la plena realización de sus potencialidades íntegras tanto como su máximo desarrollo. Para la autora, tal psicodinámia es universal. Empero; para poder lograr la autorrealización de su yo, el individuo debe poseer, o al menos considerar que ha de poseer, un yo idealizado que le sirva de modelo; esto lo lleva a la salud mental. En cambio, el camino a la psicopatología es frecuente que se pase por alto la meta genuina de la autorrealización y entonces se realice activamente conductas copiadas del yo ideal; las cuales, son imposibles de alcanzar; que, representa una imagen ilusoria, falsa y ajena a la realidad y esto, por fuerza, va a producir que se enajene su yo real. De esto va a resultar un conflicto interno, que se manifiesta en forma de conducta neurótica, cuya causa son los vanos intentos por resolver el conflicto. 4. Principio de complementación – conflicto básico. Para Horney va a percibir a la personalidad en constante flujo; dicho movimiento por lo regular fluye hacia una meta específica. Horney pensaba que, hiciese lo que hiciese el individuo, nunca estaba quieto; pues, el vivir implica estar en movimiento. Según la naturaleza del niño; lo cual, implica lo siguiente: i. experiencias de aprendizaje; ii. Su temperamento; y iii. Sus habilidades. Y por otro lado, esta la naturaleza de los padres; los cuales si crean un ambiente hogareño adverso; dará como resultado que la interacción entre niño – padres va a adquirir un patrón fijo de comportamiento; los cuales, son: i. Cumplimiento y la obediencia de lo que los progenitores desean; es decir, hacer lo que piden y demandan; ii. La agresividad y la resistencia a los deseos de los progenitores, si se sostienen durante un periodo suficiente, también obtendrán los resultados deseados; o iii. La estrategia de escapar, alejarse físicamente. Los cuales, le permiten al infante hacer frente a su amenazador sentimiento de inseguridad. Estas tres estrategias pueden ser sintetizadas como moverse hacia, contra y lejos de los otros significativas. Estos tres tipos de reacciones a la vida son topológicas; la autora negaba ser en un sentido estricto una tipologista. Horney consideraba conveniente tener una tipología, debido a que ésta va a facilitar el entendimiento de las cosas; va a permitir categorizar conductas, identificarlas rápidamente para hacerlas corresponder con determinada psicoterapia e incluso para poder analizar las reacciones propias que se dan a lo largo de la vida. La mayoría de las personas utilizan las tres técnicas para resolver las vicisitudes de la vida cotidiana. Sin embargo, es necesario recordar que ninguna persona está por completo libre de conductas irregulares, ya sea de forma franca y abierta neurótica o bien, solo limiten con lo neurótico. Por esta razón, toda persona elige uno de los tres métodos de conducta cuando los conflictos resultan demasiado difíciles de resolver por las vías ordinarias. Empero, hay que hacer notar que la mayoría de la humanidad usa las tres técnicas, aunque, siempre existe la inclinación a preferir y utilizar una sola de ellas cuando la persona se enfrenta a situaciones donde la ansiedad domina; lo cual, es más frecuente de lo que se cree. Es precisamente esta situación del uso compulsivo de una técnica determinada se traduce en conflicto. Por ende, el yo real es incapaz de usar espontáneamente el método más cómodo, basándose en sus capacidades predominantes. También puede ocurrir un conflicto interno; el cual, surge del conflicto con los otros significativos debido a que la persona posee los tres métodos con iguales fuerzas; por lo cual, aparecen una trivalencia, con lo que la acción cae en un evidente atolladero. Este tipo de conflicto trivalente es poco común, y es considerado más un rasgo neurótico que un patrón de conducta. Debido al abuso de una de esas técnicas, el ser humano fundamentalmente tiene problemas con el mismo ser humano. Lo que lo lleva prácticamente a tener una serie de conflictos, las ansiedades, las preocupaciones, los cuales, van arrasar la existencia humana. De lo anterior, se desprende que el punto central de la persona son sus relaciones interpersonales de las personas que le rodean y su propia reputación ante los otros significativos. Inclusive no importa que los conozca o no personalmente; solamente le basta que conozca su reputación para generarle ansiedad. Desde el punto de vista cronológico, la personalidad va a pasar por tres tipos de técnicas de ajuste; las cuales, se van a dar en los siguientes periodos: infancia, adolescencia y adulto maduro, cada nivel de edad queda orientado hacia el correspondiente método. En la infancia el individuo se inclina más a ganar con amor que con hostilidad o aislamiento; es decir, utiliza básicamente el razonamiento: si me amas no me lastimaras. En la infancia utiliza su principal encanto como arma para ganar lo que quiere. Es contra natura que el niño se muestre hostil o aislado por el simple hecho de depender grandemente de los otros significativos para satisfacer sus necesidades. Al llegar a la adolescencia, es probable que la persona dé la impresión de estar actuando agresivamente. Puede mostrarse hostil hacia los padres y en general a las figuras de autoridad. No siendo todavía ni hombre ni niño, el adolescente puede reaccionar contra la gente al buscar el puesto que desea ocupar como adulto. Particularmente durante los últimos años de la edad adulta, es posible descubrir que la técnica de ajuste consiste en apartarse de las personas; lo cual, en este estadio es más notorio que antes. El patrón general de conducta adulta tardía es la segregación y aislamiento. Cualquiera de estas tendencias se vuelven psicopatológicas cuando solamente utiliza una de ellas en detrimento de las otras dos. Las tres tendencias las visualiza Horney como estilos de vida o tendencias neuróticas, las cuales; son glorificados por la literatura, el drama, los padres e incluso de una forma más general, por los portadores de la cultura. Estas tres tendencias llevarían al individuo a la desadaptación social y por ende a la neurosis.


 
 
 

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Bibliografía.

-Alfred Adler: Comprender la vida. Paidós, 1999

-Alfred Adler: El sentido de la vida. Ahimsa, 2000

-Michael Titze: Fundamentos de teleoanálisis adleriano. Herder, 1982

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