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Teoría de las relaciones objetales.

  • otto kernberg
  • 30 nov 2015
  • 5 Min. de lectura

Esta teoría enfatiza la creación de estructuras intrapsíquicas a partir de la internalización de las relaciones significativas entre el sí mismo y los objetos.

En términos generales sostiene que la evolución del psiquismo humano marcha en el sentido de un estado de total indiferenciación a estados de mayor diferenciación con respecto a objetos que emergen (Balint, 1979). Este desarrollo ocurre en base a la internalización de los aspectos que se diferencian o resaltan perceptivamente tanto del organismo y como de su entorno según la significación (investidura) libidinal o agresiva que tengan.

Según esta teoría, este desarrollo transcurre de tal manera que en las etapas más primitivas estas relaciones se establecen entre aspectos, tanto del sí mismo como del entorno, parciales y aislados, para posteriormente devenir, en el caso del desarrollo normal, hacia una mayor integración de los distintos aspectos diferenciados tanto del sí mismo como de los objetos.

Otto Kernberg es tal vez el principal exponente actual de esta teoría. Basado en los desarrollos conceptuales, principalmente, de Melanie Klein, Fairbairn, Jacobson y Margaret Mahler, concibe a la teoría psicoanalítica de las relaciones objetales, en un sentido amplio, como "el estudio psicoanalítico de la naturaleza y el origen de las relaciones interpersonales y de la naturaleza y origen de la estructura intrapsíquica que derivan de relaciones internalizadas del pasado, fijándola, modificándola y reactivándola con otras, en el contexto de las relaciones interpersonales presentes."

Lo que esta teoría trata de explicar, es cómo vamos adquiriendo y desarrollando representaciones tanto de nosotros mismos como del mundo externo -enfatizando los objetos humanos significativos- a partir de la internalización de aspectos relativos a la percepción de tales objetos, percepción que a su vez se ve afectada o determinada por la representación previa de dichos objetos.

Esta teoría plantea distintas etapas, comunes para todo ser humano, por las cuales transcurre el desarrollo del mundo representacional, intermediario en nuestro contacto con lo real (lo que está más allá del sujeto). En general, se plantea un desarrollo que sigue la línea de la distinción y representación de aspectos parciales, fragmentarios, evolucionando hacia una paulatina integración de tales aspectos parciales, conformándose representaciones más íntegras o "totales" tanto de uno mismo como de los objetos.

En su obra "La Teoría de las Relaciones Objetales y el Psicoanálisis Clínico"

(1988), Kernberg propone y expone su particular concepción acerca del desarrollo de las relaciones objetales. Además de la definición anterior, agrega una definición más restringida acerca de la teoría de las relaciones objetales: "La teoría de las relaciones objetales puede referirse también a un enfoque más restringido dentro de la metapsicología psicoanalítica, centrado en la constitución de representaciones intrapsíquicas diádicas o bipolares (imágenes del sí-mismo e imágenes objetales) como reflejos de la primitiva relación madre-hijo y su ulterior desarrollo en relaciones externas interpersonales diádicas, triangulares y múltiples." (pp. 47-48).

Esta segunda definición pone el acento en la constitución y el desarrollo de las estructuras intrapsíquicas del aparato psíquico (ello, yo, superyo). Se acentúa el desarrollo simultáneo de componentes del sí-mismo y del objeto, como primitiva matriz bipolar de la conformación de representaciones internalizadas. Cada unidad de autoimagen e imagen objetal se inserta en un determinado contexto afectivo, y estas unidades sí-mismo-objeto-afecto constituyen los primitivos determinantes de las estructuras psíquicas generales.

Es necesario subrayar que esta concepción se desarrolla y se aplica al campo intrapsíquico y no al interpersonal, a pesar de las implicancias interdependencia entre ambos campos.

Kernberg propone cuatro etapas básicas en el desarrollo de las relaciones objétales, que de manera esquemática se pueden resumir así:

Primera etapa: "Autismo" normal o periodo indiferenciado primario. Abarca el primer mes de vida, e implica el gradual desarrollo de una imagen indiferenciada sí-mismo objeto, prerrequisito para establecer una relación simbiótica con la madre. Cualquier detención patológica, fracaso o fijación determinaría cuadros con carencia de esta simbiosis, como la psicosis autista.

Segunda etapa: "Simbiosis" normal o periodo de representaciones primarias indiferenciadas sí-mismo-objeto. Etapa que se inicia en el segundo mes de vida y concluye aproximadamente entre el sexto y el octavo mes. Periodo caracterizado por la consolidación de la imagen sí-mismo-objeto placentera, "buena", libidinal o gratificante.

Esta constelación se convierte en el núcleo del sistema del sí-mismo en el yo, y como principal organizador de las funciones de integración en el yo temprano. Esta etapa concluye con la diferenciación estable de las autoimágenes y las imágenes objétales a partir del núcleo condensado de representaciones "buenas" sí-mismo-objeto.

En el desarrollo patológico durante esta etapa, en que la diferenciación entre los componentes del sí-mismo y del objeto sigue relativamente incompleta, persiste la tendencia a refusionar, con fines defensivos, las imágenes "buenas" del sí-mismo y del objeto. Esto implica una falta de definición de los límites yoicos (o la pérdida de ésta), característica en la psicosis simbiótica infantil, y en la mayor parte de las esquizofrenias y las psicosis depresivas (aunque en esta última la refusión no sería tan generalizada como en la esquizofrenia).

Tercera etapa: Diferenciación entre las representaciones del sí-mismo y las representaciones objetales. Esta etapa se inicia a partir de la consolidación de la diferenciación entre los componentes del sí-mismo y del objeto a partir del núcleo condensado de representaciones "buenas", y abarca la consiguiente diferenciación entre la representación del sí-mismo y la objetal a partir del núcleo condensado de representaciones "malas" o agresivas sí-mismo-objeto. Esta etapa concluye con la posterior integración de las representaciones "buenas" y "malas" del sí-mismo (dirigida hacia una concepción total del sí-mismo), y con la integración de las representaciones

objetales "buenas" y "malas" (dirigidas hacia la constitución de representaciones

objetales "totales" o constancia objetal).

El fracaso o la patología en este proceso de integración de representaciones de valencia opuesta, expresada como la regresión o fijación al estadio anterior de diferenciación estable entre los componentes del sí-mismo y objetales de igual valencia, determina la organización de personalidad de tipo fronterizo. En esta organización, los límites yoicos están consolidados, no así la concepción integrada tanto del sí-mismo como de los objetos. La organización fronteriza se caracteriza por la alternancia activa de estados yoicos de matiz afectivo opuesto. Esta alternancia está sustentada por la utilización activa de la disociación primitiva o escisión como mecanismo utilizado para mantener separados entre sí representaciones, tanto del símismo como objetales, de valencia afectiva opuesta.

Cuarta etapa: Integración de las representaciones del sí-mismo y las representaciones

objetales y desarrollo de las estructuras intrapsíquicas superiores derivadas de relaciones objetales. Esta etapa comienza en la parte final del tercer año y perdura a través de la fase edípica. Consiste en la integración de las auto representaciones con carga libidinal y agresiva, constituyéndose un sí-mismo integrado, y en la integración de representaciones objetales con carga libidinal y agresiva, conformándose las representaciones objetales "totales" y consolidándose la constancia objetal. Durante esta etapa se consolida la formación del yo, el superyo y el ello como definitivas estructuras intrapsíquicas generales.

La patología en esta etapa está representada por las neurosis y por las patologías de carácter de nivel superior tales como la personalidad histérica y la

obsesivo-compulsiva. Estas patologías se caracterizan por la aparición de conflictos patógenos entre el yo y el superyo, el cual se encuentra bien integrado pero excesivamente estricto y punitivo.

Quinta etapa: Esta es la etapa de consolidación de la integración tanto del Yo como del

Superyó, estableciéndose la composición tripartita del aparato psíquico (Ello, Yo y

Superyó). Disminuye la oposición entre el Yo y el Superyó. Se consolida también el concepto de sí-mismo, lográndose una mayor correlación entre la percepción de símismo y la realidad de las interacciones del sujeto con los demás.


 
 
 

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